"Asterix, el encargado" y "Ocio", de Fabián Casas

Consigna: mientras van armando la antología, la idea es que tomen los cuentos de Fabián Casas y David Poissant, que están en el campus (TEMA 9), los lean y hagan una nota de lectura, en la que den cuenta de cuál es el "estilo" de cada uno, qué tópicos o temas aparecen, cómo desarrollan a los personajes y qué tipo de narradores construyen, así como los recursos que les parezcan más interesantes.


"Asterix, el encargado" y "Ocio", ambos cuentos de Casas me resultaron sumamente agradables de leer. Construye, mediante las narraciones en primera persona, una proximidad con el lector. Las descripciones tan bien desplegadas nos hacen creer que somos partícipes de esa historia, que estamos viendo lo que se nos cuenta. Particularmente, me encanta cómo lleva a cabo este recurso, explotándolo al máximo y complementándolo con un léxico informal, de simple interpretación y cercano al lector adentrado en la cultura porteña. Además de términos que son típicos de acá aparecen distintos nombres de barrios y calles de Buenos Aires, dándole un efecto sumamente verosímil y terrenal a aquello que se nos narra.
Sergio Narvaiz, personaje principal de "Asterix, el encargado", nos cuenta de manera asincrónica diferentes situaciones sobre su vida. Su relación con Susi, su novia; la amistad que tuvo con Asterix, el encargado del edificio al cual se mudó en la calle Yerbal; la historieta del gato. Todos son sucesos que se entrelazan y conviven constantemente.
Cuando Sergio tuvo dificultades en su vida, Asterix lo apoyó y acompañó. No fue así cuando a acusaron a Asterix de efectuar un doble asesinato en Boedo. Sergio, para evitar cualquier tiempo de problemas decide no comprometerse en el caso; inclusive miente cuando la policía le consultó si lo había visto últimamente y él lo negó rotundamente. 
Asterix fue usado injustamente de chivo expiatorio, no tuvo quien lo defendiera; Sergio hizo la vista gorda y prefirió no ayudarlo.
En "Ocio", Andrés Stella es el personaje que narra sus vivencias de adolescente. A diferencia de "Asterix, el encargado", aquí hay mayor presencia del recurso del diálogo, lo que hace que la narración sea más ágil y dinámica. Cuenta la relación con su amigo Roli; los encuentros en el Bar Astral para hablar de literatura; su adicción a las drogas y la complicación que esto conlleva; su fanatismo por los Beatles. Tras la muerte de su madre, Andrés atraviesa el duelo y se distrae como puede. Le cuesta sociabilizar, prefiere quedarse en soledad escuchando Abbey Road. "Somos tres islas", la última frase con la que concluye el cuento habla sobre la falta de empatía y de interés que tiene cada integrante de esa familia (el padre, el hermano y Andrés); cada uno está en su espacio, en su isla

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