Narrador oral habilidoso
Consigna: Buscar un relato de alguien que sea buen narrador oral, grabarlo (pueden filmarlo) y también subirlo al blog.
A partir de ese relato, preguntarse: ¿Qué tipo de historia es, en qué género la ubicarían? ¿Cómo es el narrador/a, qué tono tiene para contar, qué palabras utiliza (registro), cuáles repite, tiene muletillas, cómo es su gestualidad, su voz?Hacer una línea temporal con los núcleos (acciones) principales de la historia. Quiénes son los personajes. Por dónde comienza y dónde termina el relato del narrador.
El narrador oral de este relato es Emilio Jaller, amigo y compañero con el que compartí miles de momentos durante 7 años en el colegio. Apenas supe de la consigna de esta actividad, pensé en él para que contara alguna anécdota. Emi, es sin dudas, uno de mis amigos que más me hace reír y es por esto que presagiaba que su relato estaría cargado con pinceladas graciosas. Le comenté que era para un trabajo de Taller, y le recomendé que hiciera de cuenta que lo que tenía que hacer no era para la Facultad, que se aislara de esa situación y que narrara la historia como si yo estuviese ahí con él escuchándolo, como un hecho puramente cotidiano.
Arranca catalogando aquello que va a contar: se tratará de una anécdota graciosa. Está distendido, sentado en su habitación. Apoyó el celular sobre una maderita que encontró y empezó con la grabación.
Emilio hace referencia a una situación vivida en su auto con tres compañeros, a la salida del CBC en Martínez. Se nota, a simple vista, una gran preponderancia en el uso de términos informales, habituales en el lenguaje de los adolescentes: "posta", "literal", "ya fue", "ni en pedo", "bondi", entre otros. El "tipo" es una de las expresiones frecuentes que emplea como una especie de nexo que une el comienzo y el cierre de una oración; lo coloca en ese intermedio y lo ayuda a darle fin a aquello que está contando. Otra de sus muletillas es el "bueno" cada vez que retoma la narración tras unos segundos de pausa.
Lo que concierne a su gestualidad también ocupa un rol destacado en su relato. Principalmente en la cara, donde suele levantar ambas cejas para darle mayor énfasis a determinada parte de la historia. También percibí que va alternando siempre con dos movimientos de cabeza; no mantiene la vista de frente ni de forma rígida en todo momento, sino que en reiteradas oportunidades la inclina hacia su derecha. A las manos también las utiliza recurrentemente y generalmente con dos objetivos: darle fuerza a aquello que narra y, por otro lado, cuando explica situaciones de su historia (cuando se refiere a cuánto por encima del neumático estaba el agua de la lluvia, por ejemplo).
En cierto momento, y conociéndolo, seguramente porque se le vino el recuerdo vívido de la situación, se tienta en plena exposición. Otro recurso que no fue premeditado pero que también suma para lograr esa cercanía y simpatía con el oyente.
Mantiene una misma tonalidad en su voz, salvo cuando cita a sus acompañantes; allí refleja, con mayor ímpetu, la excitación que tenían éstos para que Emilio atravesara la calle inundada.
Personajes:
Emilio: narrador de la historia; conductor del vehículo aquella jornada en Martínez.
Compañeros del CBC: acompañantes en el auto de Emilio; en ningún momento menciona sus nombres. El copiloto toma un rol protagonista (impensado) en el final del relato.
Núcleo: comienza a llover en Martínez. Con el correr de los minutos, se transforma en diluvio con mucho viento y truenos.
- Afuera de la sede del CBC, las calles inundadas. Emilio, una vez finalizada la clase, le ofrece a tres compañeros llevarlos en su auto.
- Antes de poner el auto en marcha, revisa que el agua de la lluvia llegaba hasta un poco más arriba de la mitad del neumático. Pese a esto, decide arrancar.
Núcleo: tras el pedido de sus acompañantes, Emilio, pese a no estar del todo convencido porque ya el auto había amagado a frenarse, decide seguir con el vehículo por la calle inundada y se le termina quedando a mitad de cuadra.
Un colectivo, en dirección contraria, pasa por donde se les había quedado el auto y los empapa completamente. Por el enorme oleaje producido, el vehículo fue moviéndose hacia la derecha, quedando muy cerca de otros que se encontraban estacionados. Estaban a punto de chocar, ya no reaccionaba. El copiloto de Emilio, un rugbier corpulento ("bestia" lo llama él), se percató inmediatamente de esto y sin pensarlo, bajó la ventanilla y empujó el vehículo estacionado para enderezar el de ellos. Terminó funcionando y el auto, luego de eso, volvió a arrancar.
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