"Subjuntivo"



Análisis de "Subjuntivo", de Juan Sasturain

Para comenzar, es interesante reconocer que el título “Subjuntivo” hace referencia a la forma en que se narra el relato. Todo está enmarcado en una constante suposición, se cuentan situaciones dudosas e hipotéticas. Juan Sasturain, con el uso de este modo verbal, genera un efecto de protagonismo absoluto por parte del lector, como si se le estuviese hablando a él.

El desconcierto es el recurso principal que utiliza el autor y se puede vislumbrar apenas comienza el relato. Los interrogantes aparecen desde el inicio cuando el personaje al que se le habla despierta y se encuentra en un estado de amnesia. ¿Quién es ese sujeto al que se le está hablando? ¿Por qué está en ese estado? ¿Qué hizo? ¿Quién le está hablando? ¿Dónde se encuentran? 

La configuración de las dos historias se puede identificar claramente. La primera hace referencia al total olvido del personaje principal y a su accionar tras despertar. Lo alimentan, lo visten, le muestran la ciudad. También se encuentra en una cama con una mujer “joven y saludable”. Todo transcurre para esta persona de manera natural, nada pregunta ni cuestiona.
La segunda historia podríamos decir que comienza cuando llevan al personaje al encuentro con un individuo desconocido, de nombre Subjuntivo. Este le muestra una fotografía de dos hombres que han muerto y le encarga averiguar quiénes eran, dónde, cuándo y por qué estuvieron ahí en el momento en que fue tomada la imagen.
Con el transcurrir del relato van apareciendo pruebas: se menciona una carta aunque se desconoce su contenido y nuevamente una fotografía (la misma previamente mencionada pero ampliada). En esta, se ve a un sujeto de espaldas, disparándole a esos dos hombres. Ese sujeto es el personaje principal. Lo que se cuenta desde que uno como lector revela finalmente quién fue el asesino hasta el desenlace del cuento es la forma que utiliza Subjuntivo antes de terminar con la vida del desmemoriado. No quería matarlo sin que antes el criminal sintiera culpa y supiera el por qué del castigo que termina recibiendo. El último párrafo termina dando cuenta de esto: "Supongamos, finalmente, que yo sólo haya querido que cuando saque este revólver, dispare y te mate, acaso no sepas quién mueras pero si sepas por qué".

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